Cuevas de Ayllón es una pequeña localidad, pedanía de Montejo de Tiermes, situada en el suroeste de la provincia de Soria. Está asentada sobre una roca arenisca, a 1046 m de altitud y en la margen izquierda del río Pedro, afluente del Duero.
Ofrece al visitante un atractivo entorno lleno de caminos rústicos en plena naturaleza, en los que adentrarse y encontrar una gran cantidad de fauna salvaje (corzos, jabalíes, zorros, buitres, etc), así como muy distintos tipos de árboles (encinas, robles, chopos, álamos, nogales…) y una gran variedad de paisajes.
A lo largo del recorrido del río se encuentran restos prerromanos como las pinturas rupestres del paraje de El Hoyo o un castro situado ya en el término colindante de Ligos, encima de la llamada Cueva de la Mora. No en vano, a unos 14 kilómetros se hayan los restos de la ciudad celtíbera de Termancia.
¡Estáis invitados y esperamos que os guste y disfrutéis de la visita a nuestra pequeña localidad!
Muchas gracias a Olga. Para conocer un poco mas de este pueblo os dejamos este enlace de Cuevas de Ayllón.
Os proponemos una ruta turística muy amena en el municipio de Alcubilla de Avellaneda, la Ruta de las fuentes . Nos vamos al oeste de la provincia en dirección Peñaranda de Duero, son unos 30 kilómetros lo que nos separan de nuestro destino. No hay problema, una vez recorrido el itinerario propuesto podemos encontrar numerosos atractivos en la zona.
¡Empezamos! Discurre inicialmente por la parte sur del casco urbano. Es una preciosa zona verde donde no faltan las huertas de los lugareños y el pilón del pueblo.
Incluso podremos ver la pajarera municipal donde nos esperan pavos reales y otras aves. Seguimos para abajo y llegamos al río Pilde.
Una vez cruzado, haremos el recorrido mediante caminos y sendas que atraviesan ríos, arroyos, vides, campos de labor y bosques de sabinas y encinas. La fauna de la zona que podremos contemplar son los corzos, jabalíes, liebres, perdices, rapaces y aves nocturnas como el búho y el mochuelo.
En concreto son unos 13 kilómetros de trayecto y visitaremos un total de 18 fuentes. Para más exactitud, el 21% de del recorrido se hace por calles y carreteras de la población. Por caminos andaremos el 55% y el resto por senderos naturales.
De vuelta al punto de partida descubrimos en Alcubilla una agradable sorpresa. El palacio renacentista de los Avellaneda ha sido restaurado y recientemente abierto como bar y restaurante así que decidimos reponer fuerzas allí. Muy recomendable tanto por su comida como por lo agradable y bonito del emplazamiento.
Antes de irnos decidimos dar un paseo a ver qué más encantos guarda nuestro destino de hoy. Estamos de suerte, el lagar que se construyó a mediamos del siglo XIX también ha sido rehabilitado y convertido en Museo sobre la cultura del vino.
Además, nos comentan que por este mismo pueblo pasan el Camino del Cid y la Ruta de la Lana, así que prometemos volver en nuestras próximas expediciones. Después de visitar la Ruta de las fuentes, podéis acercaros parajes que hemos tratado antes como Convento de los Jerónimos o la Hoz de Orillares.
¡Gracias por leernos y no os olvidéis de compartir si os ha gustado!
Guijosa es un pueblo de Soria que enamora, enclavado entre la ribera del Duero y la comarca de Pinares. Sus habitantes se dedican principalmente a la agricultura y la ganadería. En primavera, los bellos campos rezuman verdor por el nacimiento del cereal. Cubriéndose en el verano del amarillo de las mieses y de los girasoles que siguen al sol, siendo el contraste espectacular. No puede faltar en el paisaje de Guijosa nuestro pinar, los enebros y sabinas, que dan el toque de transición de la Tierra de la ribera a la de Pinares.
Tiene un poco de las dos, en él acaba la ribera con sus viñedos y frutales, con un clima más benévolo.
Característico de la la comarca de Pinares, son sus bosques de pinos, sabinas y enebros, con sus arraigadas y ancestrales costumbres.
Guijosa y sus fiestas
Las fiestas de Guijosa se celebran el fin de semana más cercano al día 8 de Septiembre, en honor a Nuestra señora de la Natividad, de viernes a domingo. El jueves, víspera de fiestas, ya empieza el jolgorio, con diversos torneos, el tradicional volteo de campanas y pregón de fiestas. De madrugada tiene lugar la enramada de los mozos, que consiste en adornar la entrada de la iglesia con ramas de poda, realizándose la misma al amanecer.
Empieza la fiesta y las tradiciones mandan, al comienzo de la mañana las mozas y mozos del pueblo recorren las calles pasando dianas sacando a los dormilones de cama, con el ruido de los petardos y los tradicionales gaiteros.
A continuación la Santa Misa. A lo largo de las jornadas, cualquiera que venga a las fiestas no se aburrirá, hay juegos tradicionales de la zona, como pueden ser la calva, la tanguilla, los bolos y como no, grandes partidos de pelota a mano etc. y otros más actuales.
Todos los días hay baile hasta altas horas de la madrugada.
El sábado se celebra para la cena una caldereta de cordero, que es de las mejores de la zona y el domingo procesión hasta la ermita, con el tradicional almuerzo. Son unas fiestas que no hay que perderse.
Guijosa y su entorno
La ermita de la Virgen de la Torre
Aunque es su nombre oficial es más conocida por los vecinos por la Ermita de la Virgen de las Viñas, tal vez por su enclave y por ser el lugar de culto en San Isidro Labrador con su tradicional bendición de campos.
Románica de planta simple de una sola nave, que data de principios del siglo XII.
Fue inaugurado en el año 1402 por el cardenal y obispo de Osma Don Pedro de Frías, el cual sirvió de lugar de retiro y meditación a los monjes de la Orden de las Jerónimos. Contaba con corrales, huerta, dedicándose los mismos a transcribir cantorales, códices y libros de la época. Durante la Guerra de la Independencia fue habilitado como hospital, conservándolo la comunidad Jerónima hasta la desamortización de Mendizábal del año 1836.
Llegando en buen estado la iglesia hasta final de la guerra civil. Actualmente sólo se conserva una de sus paredes, que cerraba la parte del coro. Cabe destacar su merendero con sus mesas y parrillas, junto a la fuente que mana del mismo suelo.
Además, recientemente se ha creado un evento en verano junto a él que consiste en una tarde de merienda y concierto.
En una parte del municipio predomina el terreno calizo, por lo que fue propenso a la creación de simas, como es la llamada Torca de Fuencaliente. Hace de mojonera de tres pueblos Guijosa, Muñecas y Fuencaliente.
Merece la pena darse un paseo para admirar lo grande que es la oquedad, disfrutando del terreno kárstico entre un entramado de enebros y sabinas.
La Torca tiene una boca irregular de unos 30 metros de ancho y una profundidad de más de 80 metros. Con paredes muy verticales, para su descenso hay que hacerlo rapelando, siendo la primera reunión a unos 40 metros. Las paredes están llenas de musgo, piedra suelta, vegetación y mucha humedad, esto dificulta su escalada. En esa primera reunión el terreno es inclinado con multitud de restos tanto óseos, como de basura vegetal y enseres que se han ido tirando a lo largo de los años. Seguimos descendiendo y nos encontramos una pequeña cueva dirección sur y otra cavidad más grande dirección norte que acaba en un sumidero que se va estrechando que impide progresar. Si se escucha con atención se puede oír el correr del agua al fondo del mismo.
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UNA RUTA CIRCULAR CON ENCANTO
Partimos desde la iglesia de Nuestra Señora de la Natividad de Guijosa. Cogemos la calle que sale de la parte trasera de la misma, llegando al río Pilde, antes de pasar el puente, a mano izquierda podemos ver el lavadero, donde antaño los habitantes del pueblo lavaban la ropa y la lana de la esquila de las ovejas. A la derecha la antigua fuente del pueblo que servía de abrevadero y de fuente para surtir de agua a los guijosanos.
Atravesamos el puente del río Pilde, seguimos un pequeño camino, al fondo podemos apreciar el pequeño edificio de la ermita.
Al final del camino cogeremos una pista hacia la derecha, subimos una pequeña cuesta y estamos en la ermita de Nuestra Señora de las Viñas, donde tenemos una bonita vista del entorno. Seguimos la pista y llegamos a la carretera que lleva a Espeja de San Marcelino. Andamos unos 100 metros hacia la derecha y cogemos otra pista a mano izquierda, vamos en dirección al Convento de los Jerónimos.
Desde el principio de la pista se puede ver su majestuosa pared que queda en pie. Cuando lleguéis podéis apreciar el paraje y refrescaros en su fuente que regaba parte de los huertos de los frailes.
Rumbo a la Hoz de Orillares…
Retomáis la pista y la seguís hasta el final que desemboca en otro camino, lo tomáis a la derecha.
El primer camino que os encontráis a la izquierda le seguís y vamos en dirección a la Hoz de Orillares(o Edigo). Podemos ver imponentes cortados, con multitud de oquedades y cuevas, surcado por el río Pilde. En las paredes anidan multitud de buitres que se pueden observar a cualquier hora del día.
En él los aficionados a la ornitología estarán de enhorabuena. Es debido a la cantidad de aves que se pueden observar en su entorno, destacando el buitre leonado, el alimoche, gavilanes y pájaros de menor tamaño como el petirrojo, pinzones, etc.
Seguimos ruta hacia La Torca de Fuencaliente…
Seguimos la ruta, desandamos el pequeño camino de tierra hasta la pista y la cogemos a la izquierda hasta llegar a la carretera que enlaza San Leonardo con Peñaranda de Duero.
Viramos a la derecha y a unos 300 metros cogemos la carretera con dirección a Fuencaliente.
Subimos una pequeña loma y cogemos la segunda pista a la izquierda. Desde allí recorremos alrededor de 1km hasta ver un pequeño sendero a mano izquierda que seguiremos; nos encontramos con la Torca.
Seguimos con la ruta volviendo a la carretera de Fuencaliente para volver por Cañicera hasta el pueblo de Guijosa.
Evitaremos la carretera y cogeremos justo el camino de enfrente para seguir nuestro camino de vuelta encontrándonos con 2 opciones en el primer kilómetro.
Si decides tomar el camino de Cañicera, a 1km más, encontrarás de nuevo un cruce de caminos y seguiremos por el de la derecha hasta llegar al pueblo.
Distanciasde la ruta
Guijosa—1,1km—Ermita—1,2km—Convento—2,1km—Hoz de Orillares—5km—
La Torca—(por el camino del fronton)4,7km—Guijosa
—(por Cañicera) 6,2km—Guijosa
Muchas gracias a Jose Ramón, vecino del pueblo por hacernos estas fantásticas recomendaciones.Son muy interesantes y el entorno tiene lugares muy especiales
Poco esperaba escuchar en mis clases universitarias el nombre de Langa de Duero. Primero, oírselo pronunciar a mi profesora de Historia Medieval como una de las poblaciones de las que fue alcaide Rodrigo Díaz de Vivar y donde estuvo preso Enrique Enriquez, hermano del almirante de Castilla; luego, a Santiago Lacuesta, en la de Historia de la Lengua Española, citando a Rafael Lapesa, como uno de los escasos vestigios de la lengua ligur en España.
Poco lo esperaba, porque para mí Langa de Duero es mirada de infancia, correrías de adolescencia, retazos de juventud y evocación nostálgica en la edad adulta, trufada de ensoñación por lo que deseas transmitir a tu hijo sobre esa tierra de Duero, alamedas, campos de mieses, montes con roquedales de caliza y vid.
No, yo no nací en Langa, pero desde mi primer año de vida he sentido sus calles, su castillo, su puente, sus gentes, como míos. Lo eran de mi padre, lo son de mi hijo.
Langa fue, es y será paseo por la orilla del río en que aprendí a nadar; puente medieval que atravesar con la bicicleta para ir a los huertos a “coger” manzanas verdes de las que disfrutar de esa acidez temprana; camino que me lleva a Castillejo de Robledo (otro pueblo de mis ancestros) para escuchar la leyenda del Cid en la bodega, a la luz de la hoguera, mientras se asan unas chuletas.
En mi mirada
Langa es, en mi mirada, rebaños de ovejas atravesando el puente mientras los chiquillos nos tapábamos la nariz en la época en que proliferaron las fiebres de Malata. Es subir a la torre altiva en su soledad de murallas perdidas a merendar y escuchar fascinada a un joven (nunca sabré si del pueblo), relatándonos a los chavales, que como muchas tardes habíamos ido a escalar el castillo, las batallas que musulmanes y cristianos protagonizaron por la zona. Es para los ojos de la memoria, escapadas al Pico “Lorca” (seguramente una ultracorrección lingüística del lugar donde se situaba la horca en que se ajusticiaba a los delincuentes cuando la torre era fortaleza) para dar esas primeras caladas prohibidas, ocultos de las miradas de nuestro mayores y oteando la ribera desde las cárcavas de caliza que lo coronan.
Langa son calles y callejas descubiertas con los ojos de la niñez que juega al plano. Es sonido de “tilines” anunciando la llegada del tren correo con las cartas de mi padre desde mi ciudad de “gata”. ¡Cómo me enfadaba de niña cuando me decían que no era langueña!
Langa es el lugar donde quedó mi padre. La tierra donde irá mi madre y el lugar donde yo espero fundirme con sus álamos, su río y su cielo de azul intenso y violetas atardeceres.
Muchas gracias a Maria del Carmen Pastor Cuevas por esta mirada diferente y por querer participar en nuestro blog.
Para descubrir Oncala os propongo un viaje desde Soria. Tomamos dirección Arnedo, y al llegar al puerto de Oncala hacemos la primera parada. Desde el mirador alcanzamos a ver buena parte de la provincia, estamos a 1453 metros
Sin movernos podemos visitar el Acebal de Oncala, los masas de acebo más grandes de Europa están en estas Sierra.
Siguiendo el camino por la cumbre llegamos a los primeros molinos, al acercarnos descubrimos su magnitud. Las vistas son inmejorables, a un lado la vertiente del Duero y al otro la del Ebro, el pueblo de Oncala a los pies del Cayo (1709m) y al fondo los Pirineos. Volvemos a la carretera, tomamos el desvío a Oncala, entramos en «Oncala Barrio de Arriba», ¡hemos llegado!.
Visita por el pueblo
Obligada visita a QuesOncala, quesos y embutidos con unas variedades que enganchan. Desde ahí nos dirigimos a la Iglesia, que guarda una joya en su interior, una sorprendente colección de tapices del S.XVII, tejidos en lana y seda, sobre pinturas de Rubens, la visita deja boquiabiertos a quien la ve.
Desde el patio de la Iglesia vemos la curiosa disposición del pueblo dividido por el río en dos barrios.
Nos dirigimos al Barrio de Abajo, acompañados de un curioso vía crucis. Cruzando el puente llegamos a una plaza en la que nos espera el Museo «Pastores de Oncala». En el viajaremos con los rebaños y el zagal Millán para descubrir la trashumancia.
Otro pequeño paseo nos descubrirá la ermita y el resto del pueblo. Aquí recordaremos muchas de las escenas de la película «Total» de José Luis Cuerda.
Hay dos Ferias, una que «Todos Somos Trashumantes» donde un rebaño recorre la Cañada Real entre Soria y la Sierra. La otra es Feria del Acebo, por unos días Oncala se transforma en algo mágico e inundado de acebo. Un espíritu navideño, que culmina con el Belén viviente.
Morales es un pueblo perteneciente al municipio de Berlanga de Duero. Sus habitante son conocidos con el apodo de “gatos”. Ellos han demostrado a lo largo de generaciones y en sus años de esplendor una dedicación casi en su totalidad a la agricultura y la ganadería ovina. El municipio cuenta con una zona de regadío en la vera del río Duero, conocida popularmente como monte bajero.
El pueblo situado en una zona muy salobre y aireada, rodeado de montes de enebros. Cabe destacar sus viñedos, bodegas, lagares y lagaretas, en uso en la actualidad, donde se elabora el vino de manera artesanal. Los caldos de Morales han sido reconocidos en el Primer Concurso de Vinos Caseros celebrado en noviembre de 2019.
Si hacemos un recorrido por la zona, incluida en la Ruta del Cid, es visita obligada la iglesia San Juan Bautista dedicada a la degollación de San Juan Bautista, que conserva un pórtico románico. Junto a la iglesia se encuentra el juego de pelota conocido popularmente como frontón, donde los jóvenes del lugar jugaban a mano y posteriormente con raquetas.
En el término de Morales, dirección a la Dehesa, se encuentra los restos del antiguo poblado celtibérico de Vadorrey. Este aparece mencionado en el Cantar de Mío Cid. Un lugar ideal para contemplar la puesta de sol entre las murallas del castillo de Gormáz y el reflejo en las aguas del río Duero.
Morales en los sentidos
En el entorno de Morales, hay que dejarse llevar por los sentidos. El olor a espliego, tomillo y romero, el sonido de los pájaros y la majestuosidad de sus árboles centenarios. En el camino, nos deslumbrará especialmente una de gran tamaño. Es conocida popularmente como “La Picota”, una sabina de más de 400 años, más de 18 metros de altura y 8.70 de base de circunferencia siendo seguramente el mejor ejemplar de toda la provincia.
Si Morales nos conquista por su belleza natural y su remanso de tranquilidad, nos seducirá aún más por sus fiestas tradicionales, que se celebran a finales de agosto, promovidas por la asociación “El Pajarón” con la colaboración de vecinos y visitantes.
El programa de festejos incluye actividades tanto lúdicas como gastronómicas, como el concurso de tortilla, chocolate recién hecho, chorizada a las brasas y finaliza con una gran comida de hermandad donde degustar los mejores vinos autóctonos y la tradicional caldereta.
No podemos dejar Morales sin conocer sus bodegas, excavadas a mano y donde reposan los caldos de la cosecha. Es el mejor lugar donde degustarlos, bajo tierra a igual temperatura en invierno y en verano. Un sabor que llevaremos durante un tiempo en nuestro paladar pero que difícilmente lograremos fuera de este mágico lugar.
Mi Patria Chica es el título de un poema escrito en 1931 por los alumnos de la escuela de Morales, un pequeño pueblo en tierras de Berlanga de Duero. El maestro, Mariano Labadía, envió una carta a los vecinos que habían emigrado a las ciudades para que enviasen donativos o libros para aumentar la biblioteca que sólo tenía 42 ejemplares. Como obsequio, les regalaba el poema escrito por los alumnos. Este documental nos muestra, a través de sus testimonios, como era Mi Patria Chica.
Os dejamos con un vídeo que nos envia Yolanda Tenorio a la que agradecemos su interés en mostrar su pueblo.
El pueblo del que vengo está inundado de naturaleza pura. Pueblo soriano en tierra de Camero Nuevo, cercano también a La Rioja y sus bonitos pueblos, nos referimos a Montenegro de Cameros.
Importante pueblo en la época de la trashumancia. Paso, a través de Santa Inés, de carros y carretas en el transporte de mercancías hacia la meseta en otra época. Aún quedan restos de lo que fue este pueblo en la época antigua con su aserradero, molino, fábrica de cortinas…
Rodeado por el puerto de Santa Inés, paraje sin igual para realizar deportes de invierno como ski o rutas con raquetas. También se puede comer con los amigos en el restaurante del Punto Santa Inés. Después pasear por los bosques y realizar bonitas rutas hasta Peña Negra, la Laguna Verde, el Castillo de Vinuesa o la Laguna Negra. Y por otro lado el Puerto de Montenegro que nos lleva de nuevo a tierra riojana. Nos encontramos con sus Viniegras, con vistas impresionantes del valle y la Sierra de Urbión y Cebollera.
Bañado por varios ríos, río Mayor y río Sequillo, que con las nieves y las lluvias aumentan su ruido y que vierten sus aguas al Río Iregua.
Un pueblo esculpido en piedra
Construido con casas de piedra de mampostería y sillería. Esto hace que en verano estén sus calles y en el duro invierno mantienen el calor de los hogares.
Podemos perdernos en sus calles de piedra empinadas que nos llevan a la Ermita de San Mames. Es de estilo románico con restos de pinturas policromadas. También podemos llegar a la Iglesia de la Asunción con obras de Alonso de Sedano o al frontón de 1916 donado por Don Evaristo García de Vinuesa.
Calles que te llevan a recorrer los paisajes aledaños llenos de hayas, pinos, acebos,… sin salir del pueblo.
Se pueden observar animales salvajes. En un día tranquilo puedes ver pastar sin miedo a nada o ver pasear el ganado que da sustento a las familias que viven aquí.
En honor a Santa Isabel, la patrona del pueblo, se le rinden los festejos los primeros días de Julio y la feria de venta de ganado que se realiza en Septiembre nos reúne a celebrar con bailes y comidas populares.
Los colores de la naturaleza explotan según la estación en la que nos encontremos. El festival de colores empieza en primavera con el imponente verde. Pero también tenemos el brillo del verano, los ocres del otoño, el blanco de la nieve en invierno. Imposible realizar fotos que puedan explicarlo.
El silencio, la tranquilidad, la vida relajada de sus gentes, sus conversaciones en la plaza o el calor de un buen puchero delante del hogar. La sencillez de disfrutar de la vida. Así es Montenegro de cameros, esperando para ser visitado.
Muchas gracias por las fotos a Roman Soriano López, Elena Torres Ayensa, Raquel Custardoy Torres y Veronica Rocandio. Y también a La Costanilla que realizo esta pequeña oda a su pueblo.
En lo alto del pueblo destaca la iglesia de La cátedra de San Pedro en Antioquía, con una notable portada románica donde llaman la atención nueve canecillos de cabezas humanas y animales con un oso en el centro (Oso=Osona), y un tosco relieve de un peregrino.
En el interior, un retablo barroco de madera, con el nicho central dorado, ocupado por la figura sedente de San Pedro. Depositado en los museos catedralicios, un frontal de altar con los Apóstoles rodeando un Cristo en majestad formó parte de las exposiciones de Las Edades del Hombre de Ponferrada y Soria. También están en deposito las piezas de plata, entre ellas un incensario de Francisco del Bado, desconocido por los estudiosos de la platería. Otras alhajas fueron robadas por los franceses en 1808, cuando también destrozaron casas y pósito.
Desde la carretera es visible la emita de Nuestra Señora de la Asunción.
En la plaza, un frontón de ladrillo de 1902, forma parte de los edificios municipales, junto con la escuela vieja, actual Consultorio Médico. La escuela nueva, un edificio exento, con amplios ventanales al sur, fue inaugurada en 1927. La fuente, pilón y lavadero son de 1922.
Figuras importantes
Dos figuras prominentes en el mundo de la educación han nacido en Osona: Vicente Moñux, que fundaría en Siguenza el colegio de la Sagrada Familia. El otro es Gervasio Manrique, Inspector de Primera Enseñanza, impulsor de la construcción de escuelas en la provincia. Fue represaliado tras la guerra civil, el primero firme defensor de la formación religiosa de los maestros, el segundo partidario de la escuela laica. En el léxico soriano, muchas palabras fueron recogidas en Osona o pueblos cercanos por D. Gervasio.
Las fiestas dedicadas a San Antonio de Padua fueron trasladas en 1902 del 13 de junio al 13 de septiembre. Así es como quedaron así unidas a la procesión a la ermita del 14 de septiembre. Actualmente se celeban en agosto desde hace más de 10 años. Terminan con una balonada en que chicos y grandes disfrutan dando patadas en la plaza a decenas de balones de playa.
Muchas gracias a Carmelo Lafuente por dedicar su tiempo y amor a su pueblo.
Decir Atauta es referirse una pequeña localidad situada en la Ribera del Duero soriana. Se encuentra a unos 75 km de la capital y cuyo ayuntamiento se encuentra agrupado en el de San Esteban de Gormaz. Cuenta con una población a fecha de 2019 de 59 habitantes. Pero que como la de tantos otros pueblos de la provincia llega a cuatriplicarse durante los meses estivales.
Su economía es fundamentalmente agrícola, centrada en la producción de cereales, oleaginosas y en el cultivo de la vid. Desgraciadamente ha desapareciendo hace pocas fechas el último rebaño de ovejas ojaladas que tanto predicamento tuvieron en la zona. Cuenta con 2 bodegas comercializadoras de vino”Dominio de Atauta” y “Atalaya de Golbán” y una casa rural.
Cuenta con una Asociación Cultural, que agrupa a la mayoría de vecinos e hijos del pueblo. Con su esfuerzo, se encarga de realizar distintas actividades a lo largo del año. Como ejemplo, recuperaron un aula de la antigua escuela, acondicionándola con los pupitres, pizarra y material escolar propio de la primera mitad del siglo XX.
Referente vinícola.
Su situación geográfica, unida a una climatología y una altitud adecuada, 950 m de altitud sobre el nivel del mar, la han convertido en un referente vitivinícola de la zona. Atauta es uno de los pocos municipios donde se conservan viñas prefiloxéricas con más de un siglo de antigüedad. Esto ha permitido ganarse un gran reconocimiento dentro de la Denominación de Origen Ribera del Duero. No obstante, las primeras referencias sobre las viñas en Atauta datan de 1201.
Y por supuesto, si hay viñas, hay vino y con ello todo un conjunto arquitectónico de bodegas, lagares y palomares ubicado en el paraje de “El Plantío”. Estan conservados con esmero y dedicación durante siglos por los vecinos del pueblo y que fueron construidos en su mayor parte durante el s.XIX. En 2017, las bodegas fueron declaradas Bien de Interés Cultural BIC con categoría de Conjunto Etnológico. Atauta cuenta con un museo etnográfico en el que pueden observarse los aperos tradicionales de labranza. También de utensilios que hasta hace no muchas décadas formaban parte del día a día de nuestros pueblos.
Bodegas Atauta
Patrimonio
Su iglesia Parroquial de la Conversión de San Pablo, se encuentra construida en un risco y resulta imposible dar la vuelta alrededor de la misma, de ahí el dicho que “dar una vuelta a la iglesia, es el mejor remedio contra el dolor de muelas”. En su interior merece una atención especial la talla del Santo Cristo Crucificado. Se trata de una escultura policromada de estilo gótico. Esta realizada en madera de roble en una sola pieza, excepto los brazos”, que como curiosidad participó en la novena edición de las Edades del Hombre celebrada en Soria.
Belén
Existió el despoblado de Golván que contaba según el censo de Pecheros de Carlos I en 1528 con 19 vecinos y cuya despoblación dio lugar a una pugna entre Atauta y Olmillos por el campanillo, midiéndose la distancia desde Golván a ambos municipios, ganando Atauta por proximidad.
Las festividades locales destacadas podemos citar San Pablo el 25 de Enero y el 14 de Septiembre, en honor del Santo Cristo del Amor. Esta última trasladada en torno al 20 de Agosto para aprovechar la afluencia de veraneantes. También celebran la Bendición de campos el día de la Cruz de Mayo y San Isidro entre otras.
Cañamaque, es una localidad pequeña, situada en un enclave privilegiado. Tradicionalmente, su economía estaba basada en la agricultura cerealista. El gran éxodo a las ciudades que se produjo de forma generalizada en los años cincuenta y sesenta marca un antes y un después en la vida de este, como de tantos otros pueblos de Soria.
En 2018 la población ascendía a 32 habitantes, 24 hombres y 8 mujeres.2Esta población es la censada, pero llegando las fiestas de Agosto que os menciono mas adelante, la población puede llegar a las 300 personas y todos aportan con su colaboración para que sean siempre unas fiestas inolvidables.
Si hablamos de paz y descanso, aquí esta Cañamaque. Es un pueblo que se encuentra casi en el limite de la provincia de Zaragoza y a unos 25 kms. de Ariza y a 30 de Almazán.
El mayor remanso de tranquilidad te lo encuentras cuando vas paseando por sus campos y te encuentras con corzos, algún zorro y otros animales, como os documento en las fotos. Además de su iglesia, tiene dos ermitas, la de Santa Ana y la de Santa Bárbara (en la fotografía es la más pequeña y se encuentra en un alto).
A esta ermita de Santa Bárbara en las fiestas de Agosto se sube al alto casi todo el pueblo con los santos, y allí se baila y el párroco bendice a todos los asistentes. Que decir mas, un lugar inigualable.
Gracias por vuestro interés por estos pueblos.
¡Gracias a ti Domingo Benito Aliaga por el interés a darnos a conocer tu pueblo!
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