Soria, pueblo a pueblo: Boós

Hablar de Boós es hacerlo de la fuente, y del camino verde salpicado de margaritas que conduce hasta ella, de la iglesia y el voltear de sus campanas, del humilde y atrevido río Sequillo, de veredas y cerros, de espacios mágicos, de recias gentes que aguantan el frío y la soledad, nos abren sus puertas, y cuidan del pueblo en los largos días de invierno.


Es recordar el Ayuntamiento, ya desaparecido, la Ermita de San Lorenzo, y la poza donde se lavaba, de las que quedan vestigios, “Las Pesebreras”, fuente reducida a un pequeño fragmento, y otras diseminadas por los campos, que saciaban la sed de los segadores. Es admirar enebros anchos y vigorosos, como el del camino de Bayubas, el “Enebro quemado”, que un rayo partió por la mitad, o los del Carrascal que transmiten serenidad y energía.

Naturaleza

De pequeña caminaba con mi padre por el monte: horas sin ver más que pinos y enebros, gozando del viento que traía aromas de espliego y de tomillo. A mi madre le gustaban más los espacios abiertos. Así conocí la diversidad de esta aldea que atesora paisajes diferentes, maravillosos y únicos, descubrí “La Hoz”, encajada entre riscos y desfiladeros, “La Cruz del Carrascal” desde donde se divisan horizontes inmensos, “La Pedriza”, con enormes piedras grises tamizadas de musgo, y me asomé, en el centro del municipio, al balcón del pórtico, de hermosas vistas, fresca sombra, y amplitud para celebrar fiestas y reuniones.


Se extiende mi añoranza a las personas que marcharon: unas por imperativo de la edad, y otras, demasiadas, que partieron prematuramente, dejándonos sumidos en el dolor y el desconcierto. Y hay más, muchos más recuerdos, miles, impregnados en el alma y la retina.

Entrada a Boós
Entrada a Boós

Muchas gracias a Cristina Jimenez  por escribirnos sobre su pueblo Boós con tanto cariño y pasión.

Iglesia de Boós
Iglesia de Boós

Soria, pueblo a pueblo: Valdegeña

Valdegeña

¿Sabéis que el valle del infierno existe? Está en la Sierra del Madero a 30km de Soria por la carretera que lleva al Moncayo. Así comienza el relato de Daniel Guallar para presentarnos Valdegueña. Seguimos con su relato.

Tranquilos, ese título tétrico engaña. Valdegeña es un pueblo diferente, único, así como mágico. Cuando pisas sus calles te invade al instante un sentimiento de paz, de libertad, de protección, de estar en tu casa, aunque no lo sea.

Valdegeña
Valdegeña

Acogedor por su belleza paisajística, protegido por montes poblados de carrascas y bañado por campos de cultivos, Avelino Hernández, ilustre escritor y oriundo de este pueblo, ambientó aquí muchos de sus exitosos libros. Lo que os decía, Valdegeña inspira.

Valdegeña
Valdegeña

Es un pueblo bonito por su paisaje pero también por sus gentes. Siempre ha sido un pueblo pequeño y trabajador. La agricultura y la ganadería fueron las actividades en las que se sostuvo su humilde economía en el pasado.

Fue desde Valdegeña, donde los ya famosos hermanos Ciriano, en su consultora financiera situada en La Plaza Vieja, icónico lugar de este pueblo,  anticiparon ya en 2007, la crisis económica que sufrió el planeta a nivel global un año más tarde. Estos hermanos sorianos fueron los primeros en ver lo que nadie más veía, adelantándose a los Lehman Brothers estadounidenses. Curioso.

A veces, trabajando el campo y cuidando a los animales, no solo se aprende a segar o manejar un rebaño. Simplemente cuestión de sentido común, se veía venir…

Actualmente es un pueblo prácticamente fantasma de la cada vez más preocupante España vaciada.

Valdegeña
Valdegeña
Valdegeña
Valdegeña

Es en el mes de Agosto, durante sus fiestas en honor a San Lorenzo, cuando el pueblo vuelve a llenarse de vida. Nuestra bonita Iglesia de estilo románico se llena de gente con sus misas, la música de la orquesta y la charanga pone voz a las calles, el frontón se convierte en un salón de baile improvisado y los niños y mayores van juntos a la Escuela. Esto último es algo complicado de explicar.

Venir a conocernos, Valdegeña también es vuestro pueblo!

Y por cierto: ¡¡¡SORIA YA!!!