Quintanilla de Nuño Pedro es un pequeño pueblo que se localiza entre Guijosa y Alcubilla de Avellaneda, por lo que se encuentra en esas maravillosas tierras del Cid Campeador, es decir, en la provincia de Soria.
Hay innumerables motivos por los que visitar esta aldea, pero lo más característico es la naturaleza y la tranquilidad que brinda. El monte, un bosque de encinas y pinos, te hace sentir como si fueras el rey del mundo, tú, el olor a tierra húmeda, los rayos de sol que se hacen hueco entre las hojas de los árboles. Son sentimientos que no podrás alcanzar en ningún otro lugar.
Lo mejor del mundo es volver de pasear y ver que la plaza está abarrotada de gente. De niños con bicis, de jóvenes jugando al frontón y de abuelillas echando la partida de la tarde.
Tomarse un refrigerio en “El Lagar” (que adquiere este nombre porque antaño era el lugar donde se reunían nuestros antepasados para hacer el vino) y ver la historia plasmada en las paredes. Intentar reconocer a las personas que aparecen en las fotografías con tus amigos y observar los materiales con los que se araba la tierra y se trabajaba en el campo, te hace entender cómo ha cambiado la vida en tan poco tiempo y, al mismo tiempo, presencias de una manera brutal el paso del tiempo.
Quintanilla es villa
No podemos olvidar el gran cambio que ha sufrido el rollo de justicia de esta villa, pues hace un par de años sufrió una remodelación que le permitió volver a su estado original y dejó de ser la fuente principal de la plaza (que actualmente se encuentra a escasos metros de éste).
Los alrededores de Quintanilla de Nuño Pedro son magníficos para pasear. En un mismo camino puedes contemplar los campos de cultivo, los hermosos girasoles y los terrenos de trigo. Uno de los más entrañables, es el camino que te lleva hacia el río Pilde, en el que la fila de chopos te ofrece sombra durante todo el día, y los niños pueden tirar pequeños cantos al río y ver cómo se zambullen.
Muchas gracias a Alejandra Brudke por sus hermosas palabras sobre su pueblo. Si queréis conocer más os dejamos su Facebook.
En el costado norte del río Duero en la provincia de Soria encontramos un pueblo pequeño de mampostería de adobe. Está a la sombra de una extensa fortaleza musulmana, ese pueblo es Gormaz.
El castillo de Gormaz, construido sobre un cerro donde el río Duero traza un ángulo de 90 grados. Es la mayor fortificación de Europa y sus ruinas están declaradas Bien de Interés Cultural desde los años 30 del siglo XX.
El recinto amurallado, aproximadamente 1.200 metros de perímetro reforzado por 28 torreones. Se distribuye en dos zonas claramente diferenciadas: el alcázar o zona noble al este, y el área de la fortaleza destinada a albergar los ejércitos en la zona oriental. Este castillo de entrada libre es uno de los lugares históricos más impresionantes.
No puedes irte sin hacerte una fotografía en su imponente puerta califal de arco de herradura.
——————–
——————-
Riqueza patrimonial
En la misma falda del cerro donde se sitúa el castillo encontramos la ermita de San Miguel. En su interior podemos disfrutar de una muestra de frescos románicos repartidos por la bóveda y muros del ábside. Se sospecha que son del mismo taller que los de San Baudelio de Berlanga. En el exterior podemos ver una planta sencilla pero bella de mampostería pizarrosa.
Otros lugares de interés que podemos encontrar en Gormaz son: la iglesia de San Juan Bautista en la que destaca su pila bautismal románica, las ruinas de la iglesia de Santiago que albergan el actual cementerio y que conserva íntegra su caja muraria, el rollo de sillería símbolo del Señorío de Gormaz; y la antigua fragua que ha sido restaurada.
Todo lo descrito hace imprescindible visitar Gormaz, pero no podemos olvidar ni sus fascinantes vistas donde el Duero serpentea entre los árboles y cultivos de secano, ni sus puestas de sol que cubren el cielo de incontables tonalidades.
Muchas gracias a la ASOCIACIÓN DE VECINOS DE GORMAZ, ya sabéis como dice la foto…
Desde Caracena nos llegan, no 1 ni 2 sino tres relatos diferentes sobre este precioso y singular pueblo del sur de Soria. Gracias a Miguel Gonzalo Hernandez podéis disfrutar de los tres.
Histórico
Caracena es villa de la que no se conoce su verdadero origen. Esto es debido a que los primeros pueblos que por sus tierras pasaron pertenecen a un tiempo cuya sombra oscura todo lo envuelve. Los primeros trazos de historia son datados por el yacimiento arqueológico de Los Tolmos (1500 A. de C.).
Y así, caminando por el tiempo, de la conquista romana nos queda el lamento de sus calzadas romanas. Estas ahora transitadas y embellecidas por el colorido que ofrecen el espliego y las aliagas y en su día atravesadas para llegar, entre otros lugares, a Termes (Tiermes).
De los ecos de estas calzadas nos llegan a duras penas los ecos del estruendo de la guerra denominada La Reconquista. Se tiene constancia de un pequeño asentamiento militar musulmán, una pequeña alcazaba donde ahora se localiza el castillo, además de un posible asentamiento. Menos segura es la posibilidad de que en el fondo de sus barrancos, en las grietas de las peñas, se diera la famosa batalla de Al – handega (año 939) aunque algunos estudiosos del tema así lo defiendan.
______________________
___________________
Etapa dorada
Y así, llegamos al siglo XII; auténtico siglo de esplendor en el cual más de treinta aldeas divididas en 3 sexmos pertenecían a la comunidad de Villa y Tierra de Caracena. Un total de 239.35 km2 en el que habitaban 17.000 almas. De esta época también son las iglesias de San Pedro (con su atípica columna torsa y el Jano trifronte) y Santa María; además del puente Cantos sobre cuyas aguas personajes ilustres, además de pastores y sus rebaños han visto como las carcomidas y oscuras piedras de la muralla forman ahora parte de las casas como elementos de fuerza para que el pueblo no desaparezca.
Más tarde llegaría su presencia inmortal en “El libro de buen Amor” del Arcipreste de Hita (S.XIV), la remodelación del castillo (S.XV) y la construcción del Hospital de pobres, La cárcel y El rollo de justicia (S.XVIII) máximos exponentes de un poder que hoy pertenece al silencio que hoy se escucha con dulce resonar.
————————————————————————————————————–
Sentimental
Hablar de Caracena es hablar de la riqueza que otorga el silencio. Ese silencio que a veces intimida y otras permite al viajero escuchar sus propios pensamientos.
Sentado en la plaza, en lo que un día fue el rollo de justicia, el caminante puede observar como las cabezas de los leones que antaño soportaban las cadenas de los reos, hoy señalan las calles por las que transitar y encontrarse a uno mismo.
El curioso peregrino que se aventure podrá encontrar, cogiendo la calle que sale hacia el sureste, la Iglesia de Santa María. Una pequeña iglesia del siglo XII levantada con planta basilical a base de mortero y que se encuentra adosada a una torre cuadrangular que en su tiempo posiblemente tuviera labores defensivas.
Una vez fuera y bordeando la iglesia, desde su cara norte, nuestro imaginativo aventurero verá las huertas y corralas cuyos senderos ya no hollan muchos de los vecinos que aquí nacieron; además del puente medieval o puente Cantos.
Seguimos con el paseo
Más al fondo se sitúan la ermita de la Virgen del Monte, venerada por los pueblos vecinos y cuya festividad es el 3 domingo de Junio, y la solitaria atalaya del siglo XI.
Regresando a nuestro punto de encuentro (El Rollo), subiendo la cuesta, el primer edificio exento que contemplamos, es la cárcel o palacio. Fortificación de planta cuadrada y de dos pisos que en su día reunió a los notables de la villa para tratar los temas de interés. Más arriba, justo en frente del bar, encontraremos El Hospital de pobres del cual aun persisten los despojos de sillares muy bien labrados y una ventana con arco conopial (S.XVIII).
Desde su puerta, podremos vislumbrar la que otros viajeros consideran la joya de la corona. Se trata de la Iglesia de San Pedro, también del S. XII del que caben destacar su galería porticada de 7 arcos.
Dejando a espaldas San Pedro, seguiremos subiendo el viejo camino, que nos llevará, tras superar la loma, al vetusto castillo cuyas plantas trepadoras hoy son las auténticas moradoras de un castillo que, en su trágico caminar, hoy representa lo mejor del espíritu romántico en virtuoso silencio.
————————————————————————————————————–
Patrimonio
Al suroeste de la provincia de Soria, en el corazón del valle del río Caracena, se sitúa la villa que da nombre al curso fluvial. Ceñido por dos hoces, el diminuto caserío medieval se desparrama por la ladera que corona, impertérrita, la mole pétrea de su imponente castillo. De sus paisajes calcáreos cincelados por el tiempo a su abundante patrimonio histórico, todo en Caracena tiene el sabor añejo de la Historia.
Si uno remonta el río, a la sombra de los riscos, entre el murmullo de sus aguas cristalinas y el trinar de los pájaros. Llega al paraje de los Tolmos, donde hace 3.500 años habitaron los primeros pobladores del lugar, en la lejana Edad de Bronce. Lugar de paso en época romana entre los núcleos de Uxama y Tiermes. Lugares que se encuentran a 8 km. Pero la etapa de esplendor de Caracena vendría en la Edad Media.
La Reconquista
La villa de Caracena se forja como enclave estratégico en los avatares de la Reconquista y de la vida de frontera. Eco de su orgullo villano son sus desmochadas torres y desbaratas murallas, y el rollo, símbolo supremo de la administración de justicia, que se yergue en la plaza, recuerdo de que entonces el gobierno de la villa se extendía sobre una treintena de pueblos, que hacía de esta minúscula población igual y limítrofe a otras hoy más grandes como San Esteban de Gormaz, El Burgo de Osma, Atienza o Ayllón.
Paseando por sus desiertas calles uno descubre su arquitectura tradicional, el rico patrimonio artístico de sus dos iglesias románicas, Santa María y San Pedro, la última de la cuales tiene una de las galerías más bellas de todo el románico soriano, esbelta y armoniosa, con un rarísimo ejemplar de columna torsa. También de la antigua cárcel y del hospital de pobres, gótico. Más arriba queda el castillo, uno de los tres más grandes de Soria junto a Gormaz y Berlanga de Duero. Y si lo que se desea es recorrer el paisaje, además de la hoz del río, no muy lejos queda el monte de Valderromán, con su encina milenaria como testigo mudo de grandes y pequeñas historias.
Utilizamos cookies para optimizar nuestro sitio web y nuestro servicio.
Funcional
Siempre activo
El almacenamiento o acceso técnico es estrictamente necesario para el propósito legítimo de permitir el uso de un servicio específico explícitamente solicitado por el abonado o usuario, o con el único propósito de llevar a cabo la transmisión de una comunicación a través de una red de comunicaciones electrónicas.
Preferencias
El almacenamiento o acceso técnico es necesario para la finalidad legítima de almacenar preferencias no solicitadas por el abonado o usuario.
Estadísticas
El almacenamiento o acceso técnico que es utilizado exclusivamente con fines estadísticos.El almacenamiento o acceso técnico que se utiliza exclusivamente con fines estadísticos anónimos. Sin un requerimiento, el cumplimiento voluntario por parte de tu Proveedor de servicios de Internet, o los registros adicionales de un tercero, la información almacenada o recuperada sólo para este propósito no se puede utilizar para identificarte.
Marketing
El almacenamiento o acceso técnico es necesario para crear perfiles de usuario para enviar publicidad, o para rastrear al usuario en una web o en varias web con fines de marketing similares.