Nos dirigimos hacia el sur de Soria, queremos visitar uno de tantos maravillosos pueblitos de la provincia, un pueblo pequeño más, pero con un tesoro inmenso, el Castillo de Gormaz. No hace falta haber llegado hasta nuestro destino, su presencia se impone y nos llama la atención desde la lejanía. Una mole inmensa, una mega construcción que nos grita “¡Venid a visitarme! Veréis que sorpresa os lleváis” y así es.
Atravesamos la pequeña localidad de Gormaz y comienza nuestra ascensión hacia la fortificación. Una sucesión de curvas nos espera, a medida que subimos las vistas empiezan a ser abrumadoras, es sólo un aperitivo de lo que nos depara el final del camino. Llegamos, dejamos el coche en el aparcamiento y a tan sólo unos metros en pronunciada cuesta arriba encontramos la puerta. Comienza nuestra visita:
Construida en los primeros años de la Reconquista sobre las ruinas de algún castro romano o edificación visigoda, fue un punto clave de la frontera de Al Ándalus con los reinos cristianos ya que se encuentra junto al río Duero, línea divisoria que durante muchos años separó ambas culturas. Así pues, durante cien años sería tomado y retomado por moros y cristianos en incontables ocasiones, tal era su importancia.
El recinto amurallado tiene aproximadamente 1.200 metros de forma longitudinal y eje este-oeste.
Se distribuye en dos zonas claramente diferenciadas, al este, tenemos el alcázar protegido por recios muros y torreones, con amplios restos arquitectónicos inferiores entre los que sobresale un gran aljibe abovedado. Al oeste, encontramos el área de la fortaleza destinada a albergar los ejércitos y el resto de la población antes de que esta lo abandonase y decidiera asentarse en las faldas de la montaña. Aquí hallamos los restos de una alberca, aunque lo más espectacular es la impresionante doble puerta de arco de herradura de tipo califal y que era la entrada principal.
El perímetro está reforzado y protegido por 28 torreones y su comunicación con el exterior se realizaba por las dos magníficas puertas Califales y las dos Portonas secundarias que todavía hoy se reconocen.
Durante nuestro recorrido encontraremos numerosos paneles explicativos que harán más amena todavía nuestra visita. Además, podremos subir al paseo de ronda y las almenas de la parte del alcázar donde las vistas sobre la meseta nos dejarán atónitos y nos harán sentir los “Señores del Duero”. Ni qué decir tiene, que los atardeceres desde aquí dejarán en vuestra retina un recuerdo imborrable.
Para finalizar la visita al lugar, no olvidéis entrar en la ermita de San Miguel declarada Bien de Interés Cultural. No tiene pérdida, ya que está junto a la carretera de acceso al castillo.
Si ya conoceis le Ermita de San Baudelio os sorprenderá las pinturas mozarabes tan parecidas ya que son primas hermanas.
Y si tenéis ganas de más, cerca del cerro se encuentra el paraje de Fuentes Grandes, siendo el acuífero más importante de la provincia.
Además, el pueblo cuenta con otros muchos encantos como un museo ubicado en su antigua fragua.
No queremos terminar sin nombrar otras construcciones como las antiguas bodegas recordándonos que estamos a la ribera del Duero, tierra de vinos.
¡Gracias por leernos y si os ha gustado no os olvidéis de compartir!
Preciosa provincia, no la conozco toda pero no quiero perdérmela . Gracias
Esperamos verte pronto por aquí
Gracias por esta pagina web, maravillosa. A finales de agosto podré disfrutar por primera vez de esta provincia tan desconocida para mi, mi mujer y nuestras perras.